Miguel Parada Castro: ¡Abril, lluvias mil ¿mito u oportunidad?

Miguel Parada Castro: ¡Abril, lluvias mil ¿mito u oportunidad?
Miguel Parada Castro es máster en gestión de desastres Universidad Complutense de Madrid y consultor gestión de emergencias y desastres.

Las características de nuestra ciudad aportan condiciones que, propiciadas por factores o procesos físicos, sociales, institucionales, económicos o ambientales, hacen que aumente la probabilidad de que las personas, una comunidad, los bienes, infraestructuras o servicios, sean afectados por la lluvia y lo que deja, inundaciones. En Linares existen lugares “emblemáticos” que todos los años vemos inundados, como, por ejemplo, el paso bajo nivel de avenida Presidente Ibáñez, calle Januario Espinoza, calle Quiñipeumo, Villa Carlos Salmn en Nuevo Amanecer, paso bajo nivel de calle Rengo, estero Batuco, Villa Nueva Jerusalén, entre otros. La oportunidad de conocer los lugares de ocurrencia de inundaciones (mapa de peligro o amenaza, y riesgo), permite realizar acciones de mitigación y preparación para disminuir al máximo las consecuencias adversas y el daño a las personas, casas e infraestructura crítica.


Por Miguel Parada Castro (máster en gestión de desastres Universidad Complutense de Madrid y consultor gestión de emergencias y desastres)

                                                  Abril, lluvias mil, reza el popular dicho que cada año escuchamos cuando comenzamos a vivir el cuarto mes del año. Las hojas del follaje caduco poco a poco nos dan indicios que el otoño está presente y que el invierno se avecina inevitablemente. Por estos días en los medios de comunicación nacional, se ha comentado que el fenómeno de la niña llegará a su fin y que la interacción océano-atmosfera entraría en una transición, dando paso a un aumento en las temperaturas superficiales del océano pacifico tropical oriental, estableciéndose el fenómeno natural El Niño Oscilación Sur (ENOS), o simplemente “el niño”. Que, bajo ciertas condiciones atmosféricas en invierno, podría propiciar las lluvias en la zona central y sur del país, aunque en montos en torno a lo normal, según lo que ha señalado el Centro del Clima y Resiliencia (CR2).

Entonces, mientas el océano, la atmosfera y los factores meteorológicos se ponen de acuerdo para decidir cuándo y cuánto lloverá en la zona centro sur de Chile, nosotros ya debemos estar preparándonos para convivir con las precipitaciones, sus circunstancias y consecuencias.

Las características de nuestra ciudad aportan condiciones que, propiciadas por factores o procesos físicos, sociales, institucionales, económicos o ambientales, hacen que aumente la probabilidad de que las personas, una comunidad, los bienes, infraestructuras o servicios, sean afectados por la lluvia y lo que deja, inundaciones. En Linares existen lugares “emblemáticos” que todos los años vemos inundados, como, por ejemplo, el paso bajo nivel de avenida Presidente Ibáñez, calle Januario Espinoza, calle Quiñipeumo, Villa Carlos Salmn en Nuevo Amanecer, paso bajo nivel de calle Rengo, estero Batuco, Villa Nueva Jerusalén, entre otros. La oportunidad de conocer los lugares de ocurrencia de inundaciones (mapa de peligro o amenaza, y riesgo), permite realizar acciones de mitigación y preparación para disminuir al máximo las consecuencias adversas y el daño a las personas, casas e infraestructura crítica.

En la formalidad del cumplimiento del horario de reuniones existe un dicho, “si llegas 15 minutos antes de la reunión, estás a tiempo, si llegas justo a la hora estás tarde, si llegas después de la hora estás muy tarde”. En la Gestión del Riesgo de Desastres (GRD) es lo mismo, si bien se realizan esfuerzos por parte de las autoridades locales y de la provincia por responder a las inundaciones urbanas cuando ocurren producto de intensas precipitaciones, escuchar cada año frases como “cayó más agua de la prevista”, “cayeron tantos milímetros en 24 horas”, “están todas las cuadrillas trabajando 24/7”, “hemos movilizado todos los recursos”, es como llegar justo o atrasado a la hora de la reunión.

La gestión prospectiva del riesgo nos dice que debemos llegar 15 minutos antes, realizando planificación urbana con enfoque de GRD, obras de mitigación a la amenaza de inundación, invertir para reducir el riesgo (por cada dólar que se invierte en reducción y prevención, se ahorran hasta 15 dólares en recuperación), preparar la red de colectores de agua lluvia, y en este punto la responsabilidad publico privada cobra importancia en la rendición de cuentas o acconutability, educar y alertar a la comunidad, crear los instrumentos (planes) de GRD comunal y provincial como lo obliga la Ley 21.364 sobre prevención y respuesta a desastres, etc.

En fin, la historia de inundaciones en Linares la conocemos de sobra, ahora, debemos dejar de mirar las hojas caer, ponernos manos a la obra y preparar la llegada de “el niño”, y digo preparar, por que como bien dice el refrán “quién con niños se acuesta, amanece mojado”. 

(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).