Por César Hormazábal Villalobos (Periodista y Licenciado en Comunicaciones de la Universidad de Santiago de Chile y director de Séptima Página Noticias)
Ha pasado una semana desde que asumió el Presidente Gabriel Boric Font los destinos de la nación.
Un cambio de mando plasmado de simbolismos republicanos y sueños colectivos. La era transformadora del nuevo Chile democrático, ese que por tantas décadas millones de chilenas y chilenos han soñado.
Transcurridos los días desde el centro de Chile Continental, en nuestra Región del Maule hemos comenzado a conocer los nuevos nombramientos de las autoridades regionales y provinciales. Para llegar a este resultado, desde los inicios del verano ya comenzaban las reuniones de la coalición del Presidente de la República, es decir, Apruebo Dignidad (RD, PC, UNIR, COMUNES, CONVERGENCIA, PRV) sumándose, con posterioridad al nombramiento del Gabinete, la segunda coalición llamada Convergencia Progresista (PS, PR, PPD, LIBERALES).
En este admirable esfuerzo que han llevado tenazmente semana a semana los partidos políticos antes mencionados, nos han ido dejando sabores de gran amargura y de malos recuerdos del reciente pasado político. Porque al parecer en estas largas horas de discusión en la capital regional, se les olvidó el discurso central del cambio de mando ciudadano del joven Jefe de Estado: el mandato entregado por la ciudadanía a través de los movimientos sociales reflejados en el estallido social de octubre del 2019.
El Chile de hoy ha sido muy claro en decir no a las dos viejas coaliciones políticas que gobernaron los últimos 32 años, rechazando sus vicios, falta de transparencia y negociaciones a escondidas de la ciudadanía, sobretodo aquellas que conocimos relativas a la relación del poder económico y la política (Caso Penta y Soquimich, entre otros).
Otro de los puntos cruciales del discurso del Presidente Boric es la defensa irrestricta de su Gobierno a la Convención Constitucional y al resultado del texto de la nueva Constitución asumiendo que las fuerzas democráticas tienen el deber moral de proteger y defender esta instancia ante la derecha política empresarial de este país y su influencia en los medios de comunicación tradicionales.
De todo lo anterior es que no nos deja de llamar la atención ver tantas caras reconocibles en el mundo de la vieja Concertación, ahora con un lifting político de tercera encabezando nuevos partidos o movimientos políticos de Apruebo Dignidad. Entre ellos operadores políticos de viejos parlamentarios que tuvieron las peores prácticas en nuestra región y en el país, con lo cual lamentablemente, y lo manifestamos con una profunda tristeza, estos nuevos aires vienen cargados de viejos vicios que Chile quiere dejar atrás.
Se ve difícil entonces que terminada esta primera etapa de instalación del Gabinete Regional, esta nueva mesa de discusión comience a hacer política en el Maule, volviendo al trabajo territorial que será la base esencial de este Gobierno, como el de levantar la punta de lanza de la próxima lucha política expresada en el plebiscito de salida para el Apruebo o Rechazo de la Nueva Constitución de Chile.
Del mismo modo preocupa la falta de representatividad del Maule sur. Había esperanza, por ejemplo, que la doctora Mariluz Chaparro hubiera ocupado el cargo de Seremi de Salud. Finalmente eso no sucedió.
Para Linares y Cauquenes es clave sumar cargos en la instancia regional de lo contrario seguiremos siendo el patio trasero de la Región del Maule.