Miguel Parada Castro: La interfaz urbano-rural un territorio de dulce y agraz

Por Miguel Parada Castro (máster en gestión de desastres Universidad Complutense de Madrid y consultor gestión de emergencias y desastres )

                                                     El pasado miércoles 01 de febrero durante la tarde noche Chillán fue noticia, y no precisamente por sus famosas longanizas, su catedral, las termas o el volcán. Cerca de las 21:00 horas el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED) decretó alerta amarilla para las comunas de Chillán y Chillán Viejo, por un incendio forestal que se desarrollaba en el sector de Quilmo y avanzaba hacia zonas pobladas. A las 22:00 horas SENAPRED decretó la alerta roja y a las 23:27 se emite a través de mensajería SAE, la evacuación de los residentes de Quilmo y Villa Jerusalén. El alcalde de Chillán en sus primeros relatos mencionaba que el fuego estaba en el límite urbano a 50 metros de las casas, lo que confirmaría el director de CONAF Ñuble, dando como saldo viviendas destruidas.

Lo anterior sería la antesala de lo que sucedería entre el jueves 02 y viernes 03, esta vez en las zonas de Nacimiento, Los Ángeles, Arauco, Quillón, Purén, Santa Juana, Tomé, Florida, entre otras. Todas ellas con un factor común, compartían territorio masas vegetales que ardían sin control y de comportamiento extremo, con viviendas e infraestructura crítica vulnerable expuesta al fuego, es decir, ecuación del riesgo en un escenario de riesgo, la interfaz urbano rural.

El territorio es un sistema socioespacial, en el que las personas desarrollamos nuestras vidas inmersos en un paisaje de interfaz urbano rural el cual puede ser o no una amenaza, en tanto se realicen gestiones que reduzcan el riesgo. Dicha gestión va desde el ordenamiento territorial, el cumplimiento de la normativa vigente (comunal y nacional) que fortalece la gobernanza, el fortalecimiento de la comunidad a través de la educación y comunicación del riesgo, la realización de cortafuegos de micro y meso escala, quemas prescritas, uso de desechos agrícolas o forestales, análisis históricos de incendios, micro zonificación del riesgo, planificación, instalación de capacidad de extinción, etc.

El límite hoy difuso entre lo urbano y lo rural, resulta ser un escenario complejo dada la exposición y vulnerabilidad de las personas ante la ocurrencia de incendios forestales, las viviendas están estrechamente relacionadas con la vegetación combustible, ya que lindan o se entremezclan con ella (interfaz o intermix), lo que genera un escenario de riesgo en ocurrencia y propagación de incendios forestales, siendo áreas susceptibles principalmente por focos secundarios cuando el viento expande las brasas y pavesas a las áreas construidas a cierta distancia.

Si nos preguntamos entre vecinos los lugares de ocurrencia de incendios, seguramente identificaremos lugares que se queman todos los años, si miramos alrededor de nuestro hogar que tan cerca tenemos material vegetal combustible, podremos decidir hacer algo al respecto, si hacemos que la gobernanza funcione, seremos menos vulnerables ante las amenazas que hoy vemos con distancia, pero que mañana podríamos tener en nuestra puerta, Linares. 

(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).