Mall chinos: basura disfrazada de desarrollo

Mall chinos: basura disfrazada de desarrollo
Carla Alegría Vásquez, cientista política linarense.

La columnista de Séptima Página Noticias, Carla Alegría Vásquez expresó, en un detallado análisis, su desazón por el impacto negativo de estos locales. “No sé a ustedes, pero yo llevo años molesta con la forma en que los mall chinos se han tomado las comunas en el área comercial y han fomentado el aumento de la basura. Hace unos días, aunque de manera tardía, nos enteramos de que muchos de estos mall realmente no cumplen con las normativas internacionales ni con las chilenas como tal. En Linares, por ejemplo, con unas letras claramente invasivas, han dado incluso para burlas. Pero no quiero entrar en el juego de buscar culpables: si de los consumidores por comprar, o del Estado por permitir esta apertura sin regulación real del mercado. Lo que sí me parece evidente es que Chile ha avanzado más rápido en dinamizar su economía que en fiscalizarla. Tampoco podemos desconocer que, en la práctica, China ha mejorado ciertas condiciones y le ha ido traspasando sus deficiencias productivas a India”, plantea la cientista política


Por Carla Alegría Vásquez (cientista política, politóloga y experta en desarrollo organizacional y políticas públicas)

                      No sé a ustedes, pero yo llevo años molesta con la forma en que los mall chinos se han tomado las comunas en el área comercial y han fomentado el aumento de la basura. Hace unos días, aunque de manera tardía, nos enteramos de que muchos de estos mall realmente no cumplen con las normativas internacionales ni con las chilenas como tal. En Linares, por ejemplo, con unas letras claramente invasivas, han dado incluso para burlas.

Pero no quiero entrar en el juego de buscar culpables: si de los consumidores por comprar, o del Estado por permitir esta apertura sin regulación real del mercado. Lo que sí me parece evidente es que Chile ha avanzado más rápido en dinamizar su economía que en fiscalizarla. Tampoco podemos desconocer que, en la práctica, China ha mejorado ciertas condiciones y le ha ido traspasando sus deficiencias productivas a India.

Mi profesor en la universidad de Política Internacional - Asia, Yun Tso Lee, lo decía hace quince años: sin importar su modelo político, China lideraría la exportación global. Hablando cinco idiomas y viajando por todo el mundo, sus análisis tenían –y tienen– validez hasta el día de hoy. El tema de las inversiones y del comercio internacional es también una expresión de cosmovisión: una manera de entender cómo funciona –y cómo debe funcionar– la humanidad.

Y aquí es donde debemos poner atención: China no solo es una potencia económica mundial, sino que actualmente es el primer socio comercial de Chile. Esa relación ha traído consigo inversiones, tratados, tratados de libre comercio y múltiples aperturas. Pero también ha implicado que sectores estratégicos –como la energía, la infraestructura o incluso el comercio local– pasen a tener control o participación extranjera. Lo vemos en CGE, Transelec, algunos peajes, y también en esa nefasta empresa porcina en San Javier.

Se sabe, además, que el primero en abrir el libre comercio en Chile fue el ex presidente Frei en los 90, y que hoy se mantiene como lobista en este ingreso de capitales chinos al país. No es casual que el mercado chino esté tan presente. Lo preocupante es que, en nombre del desarrollo, seguimos bajando los brazos en términos de regulación, sostenibilidad y cultura.

En este contexto, en la lucha entre poderes, me molesta profundamente la visión violenta de Estados Unidos para intentar volver a liderar la economía mundial, sobre todo con su cosmovisión de tensión permanente, su imposición cultural y su locura política; sobre todo con este amedrentamiento a la investigación científica. Pero aún más me incomoda la pasividad de Chile, que parece tenerle terror a cambiar su modelo económico, aunque eso implique precariedad, contaminación o desigualdad. Todo esto mientras se da una visión aprobatoria a cualquier promesa que venga desde Asia. La ministra de Medio Ambiente… pobre. Para nosotros, los ambientalistas, es una vergüenza como autoridad; y para los empresarios, una piedra en el zapato para el “desarrollo” del país.

Y ojo, esto no es un tema menor. Más allá de las cifras, los tratados y las inversiones, también hay una dimensión cultural que no podemos ignorar. En su momento, el confucianismo me deslumbró como una forma ética de promover acciones reales en la comunidad. En teoría, una gran base para la eficiencia. Sin embargo, debo decir que estoy absolutamente en desacuerdo con el comportamiento de algunos migrantes chinos en Chile: no saludan, parecen siempre molestos, no se integran y, muchas veces, solo traen productos que aumentan los desechos textiles, electrodomésticos y plásticos. Claramente están lejos de seguir la cultura confucianista. Solo les interesa vender barato y vender más a toda costa.

Para quienes no acuden a los mall chinos, esto tal vez no tenga sentido. Pero si compran en Shein y en cuanta empresa ha roto los esquemas comerciales, finalmente también están comprando lo mismo: basura. Y ustedes ya saben el problema de la basura que tenemos: una bola de nieve que nadie quiere detener ni asumir.

Por eso, si los gobiernos no están dispuestos a fiscalizar o regular por miedo al “mercado”, al menos nosotros, como consumidores, tenemos la oportunidad de tomar decisiones más conscientes. Podemos evaluar, antes de comprar, criterios mínimos como: calidad, trato humano y derechos laborales. ¿Usted lee las etiquetas antes de comprar? La lata de piña de China, la salsa de Taiwán, el arroz hindú… ¿no le parece que acá en Palmilla o Santa Mónica debería estar su preferencia? La producción chilena alimentaria también merece su espacio. Y lo mismo aplica para textiles, zapatos, muebles.

Juzgue usted. Pero le animo a no fomentar el consumo de productos de mall chinos que nada favorecen a la economía local. Que abran los locales que quieran… pero usted, no acuda.

(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).