Por Carla Alegría Vásquez (cientista política)
En Linares, agosto suele ser un mes clave para la reactivación económica. Tras el letargo de mayo, junio y julio, las ferias y actividades masivas se convierten en el motor para que familias y emprendedores vuelvan a reunirse en torno a la plaza y sus eventos.
Este año, la “Expo Linares” prometía ser ese puntapié inicial: toldos blancos, presentaciones en vivo, juegos y la promesa de que la ciudad podía ofrecer entretenimiento y comercio local de la mano. Los flyers, con membretes de organizaciones y el aparente patrocinio de la Corporación Regional de Desarrollo Productivo, reforzaban el mensaje de apoyo a los emprendedores, todo en la antesala del Día del Niño y la Niña.
Sin embargo, la noticia no fue la Expo, sino un error garrafal en sus preparativos: la instalación de baños químicos rodeando el Memorial de Detenidos Desaparecidos, ubicado en una de las esquinas de la plaza.
El hecho detonó indignación inmediata. El Partido Socialista de Linares, a través de su presidente Jorge Tapia, hizo pública el jueves una carta de reconsideración dirigida a las autoridades, señalando el daño simbólico que implicaba utilizar un espacio de memoria y dignidad como parte de la logística de un evento masivo. El viernes, medios locales y radios recibieron llamados de vecinos denunciando lo sucedido, hasta que los baños fueron retirados. Para entonces, la herida estaba abierta.
¿Qué es un memorial y por qué importa? Un memorial no es una simple placa ni una decoración urbana. Es un lugar de memoria, un espacio de recogimiento para honrar a personas que han sido víctimas de hechos históricos dolorosos. Un memorial, es parte de un esfuerzo colectivo y muchas veces institucional por mantener viva la memoria histórica, evitar el olvido y educar a las generaciones futuras.
En el mundo, estos sitios son tratados con respeto absoluto. En Nueva York, el Memorial del 11 de Septiembre es un espacio de silencio y reflexión en medio del bullicio urbano. En Berlín, el Monumento a los Judíos Asesinados de Europa invita al recogimiento a través de su imponente diseño. En Chile, el Memorial de Antuco recuerda a los 45 soldados que murieron en la tragedia de la nieve en 2005.
Todos comparten un mismo propósito: que el dolor de un hecho irrepetible se mantenga vivo en la conciencia colectiva.
El problema en Linares En teoría, el Memorial de Detenidos Desaparecidos de Linares debería cumplir esa función. Sin embargo, la instalación de baños químicos en su perímetro revela otra realidad: es un espacio que pocos atienden y muchos olvidan. Tal vez para algunos es solo “otra esquina” de la plaza, un lugar sin contexto ni explicación. Esa desconexión entre el lugar y su significado es lo que permite que errores así ocurran. Lo triste es que esta polémica terminó por opacar cualquier logro de la Expo Linares. En vez de hablar del impulso a los emprendedores o de las actividades por el Día del Niño y La Niña, las familias y los medios discutieron sobre la desprolijidad y la falta de sensibilidad de las autoridades y organizadores.
Una vez más, Linares hace noticia no por sus logros, sino por sus descuidos. Y eso, para quienes amamos esta ciudad, no deja de ser una vergüenza pública nacional.
(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).