Impacto por Reportaje de “La Tercera” sobre las denuncias por abusos sexuales que pesaban sobre el reconocido profesor de básquetbol Rickter Valenzuela

Impacto por Reportaje de “La Tercera” sobre las denuncias por abusos sexuales que pesaban sobre el reconocido profesor de básquetbol Rickter Valenzuela
Rickter Valenzuela se suicidó el pasado 21 de octubre en su casa del sector sur de Linares.

El entrenador del Club Deportivo Linares MYT se suicidó el pasado 21 de octubre en su casa del sector sur de la comuna. La Fiscalía aplicará el sobreseimiento de la causa. Un pariente del instructor pidió perdón de ser efectivas las denuncias


Fuente: Diario La Tercera. Autor: septimapaginanoticias.cl

                                                 Hoy la comuna de Linares amaneció impactada a raíz de un reportaje del periodista Martín Browne publicado en “LT Domingo” de “Diario La Tercera” sobre las diversas denuncias por abusos sexuales que pesaban sobre el reconocido profesor de básquetbol Rickter Valenzuela.

Marco Bustos, Cristian Cofré, Carlos Fritz y Héctor Suazo decidieron alzar la voz y poner en evidencia nacional el daño provocado por quien el pasado 21 de octubre decidió suicidarse al interior de su domicilio en la parte sur de la ciudad.

Fue Marco Bustos, tras conocerse la noticia de la muerte de Rickter Valenzuela quien viralizó a través de su cuenta de Instagram un comunicado de la Agrupación “Basket sin Abusos” donde daba cuenta de las denuncias contra el instructor de baloncesto.

REPORTAJE DIARIO LA TERCERA

Séptima Página Noticias reproduce textual el reportaje del “Diario La Tercera” a través de “LT Domingo” publicado hoy 31 de octubre de 2021.

Marco Bustos buscaba ofertas laborales en el departamento que arrendaba en Budapest, Hungría, cuando una publicación en Facebook de un excompañero de básquetbol lo paralizó. En su pantalla leyó un comentario escrito por Héctor Suazo que decía: “Cuidado. No le confíe sus niños a este tipo. Rickter Valenzuela es su nombre”.

Bustos, un ingeniero forestal de 34 años, conocía a Valenzuela. Había sido su entrenador en el Club Deportivo Linares MYT y los recuerdos que tenía de él, dice ahora, eran dolorosos:

–Un fin de semana de 2002, cuando tenía 15 años, Rickter nos citó a tres jugadores a un entrenamiento especializado y me tocaron los ‘masajes’. Yo estaba tendido en una camilla de guata, con short y sin ropa interior, y él sentado. Ahí empezó a tocarme, desde los genitales hasta el ano.

Ese mismo día, el 25 de octubre de 2018, Bustos comenzó a contactar a sus excompañeros de equipo para contarles esa experiencia que, hasta entonces, no se había atrevido a revelar.

Uno de los primeros en recibir su llamado fue su amigo Pedro Ortiz. Él también tenía un secreto: decía haber sufrido las mismas tocaciones desde 2001 a 2005, cuando tenía entre 11 y 15 años, además de haber sido fotografiado por Valenzuela mientras estaba desnudo.

Los relatos y llamados fueron acumulándose, hasta que Bustos llegó a Héctor Suazo: el autor de la funa a Valenzuela en Facebook y que, además, lo denunció en la Fiscalía Local de Linares ese mismo 2018. Los motivos eran los mismos que en los casos anteriores: masajes musculares dentro de un gimnasio, cuando Suazo tenía 12 años, que terminaron con Valenzuela introduciendo su dedo en el ano del menor. El problema es que los hechos habían ocurrido en 2003. Por eso, la causa de Suazo fue sobreseída por prescripción.

Para juntar a todos los exjugadores del club MYT que quisieran compartir sus experiencias, Bustos creó un grupo de WhatsApp el 29 de octubre de 2018. Lo nombraron “La pelota no se mancha”. El siguiente paso fue llevar sus historias a la justicia. Marco Bustos, quien ya había regresado a Chile, denunció a Rickter Valenzuela por abuso sexual en la Fiscalía Local de Linares el 4 de febrero de 2020. Trece otros relatos, como el de Pedro Ortiz, engrosaron la denuncia en los meses posteriores.

La justicia, dice Héctor Suazo, era lo único que podía calmarles la rabia. Sobre todo cuando, no mucho después, descubrieron algo: Suazo no había sido la primera víctima.

Las alarmas que nadie escuchó

Rickter Valenzuela tenía 19 años cuando creó su club deportivo en Linares. Le puso MYT porque eran las siglas para la frase “My young team”, o “Mi joven equipo” en inglés. Valenzuela, que sólo un año antes se había licenciado en el Instituto Linares, y que años después estudiaría Pedagogía Básica en la Universidad Católica del Maule, comenzó las prácticas en las canchas de la Escuela Ramón Belmar Saldías.

–No tenía aspecto de deportista. Era gordo, pero sabía mucho–, dice Carlos Vallejos, excapitán del MYT y también denunciante del entrenador. A muchos les prometió que los iba a llevar a la selección nacional, pero había prohibiciones: no podían jugar en sus colegios ni en otros clubes. Tampoco podían tener parejas y debían entrenar la semana completa.

Manuel Herrera, exjugador de la selección chilena de básquetbol y hoy presidente de la Asociación Regional de Básquetbol del Maule, conoció a Valenzuela:

–Formó buenos jugadores, pero llamaba la atención que su club fuera tan cerrado. No prestaban a sus pupilos y tampoco competía a gran nivel.

Fuera de las canchas, Rickter Valenzuela era el menor de seis hermanos. Siempre vivió con su madre, a quien cuidó hasta que falleció, en 2010. Su vida personal siempre fue un misterio. Por ejemplo, hablaba de un supuesto hijo del que su familia más cercana nunca se enteró.

–Me dijo que él había sido padre, pero que su hijo murió en Valparaíso. Con mis compañeros nos dimos cuenta de que cambiaba algunas cosas, como el lugar. A algunos les decía que eso había pasado en Valdivia, a otro que fue en Argentina–, recuerda Monier Villarreal, exbasquetbolista del club.

Carlos Vallejos va más allá:

–Él buscaba contarles esas historias a los más débiles, como los hijos de padres separados–, dice Vallejos.

Así fue con Carlos Fritz y Cristián Cofré.

El lunes 14 de noviembre de 2011, Fritz, de 16 años a esa fecha, le pidió a Cofré, uno de sus buenos amigos de generación, que por favor conversaran en el recreo en el Centro Educativo Salesianos de Talca. Ambos habían llegado el sábado anterior de una gira de básquetbol a El Salvador, en la Región de Atacama, donde representaron al MYT de Valenzuela.

–Apenas Carlos empezó a hablar, se puso a llorar. Me contó que el entrenador abusó de él en la gira y yo me puse tiritón– recuerda Cofré, hoy.

El 16 de noviembre, las madres de ambos menores denunciaron a Valenzuela por abuso sexual en la Fiscalía Local de Talca. Esto declaró Cofré en esa causa: “Durante el viaje me puso un supositorio, me dio una nalgada y me dijo ‘ya, mi flaquito’. Días más tarde lo hizo nuevamente y sentí que metió el dedo más adentro de lo normal”, acusó Cofré, quien además declaró que Valenzuela lo besó: “Un día me preguntó qué era lo que me pasaba, que me notaba raro. Yo tenía problemas con mi papá. Entonces él me llevó a su pieza y se puso a conversar conmigo. Luego me dijo ‘tú sabes que los padres se dan besos en la boca’, entonces me dio un beso en la boca. Yo me puse a llorar y él me dijo que me veía como a un hijo”.

Fritz aportó más detalles: “Nos decía que teníamos que quererlo como a nuestras madres y respetarlo como a nuestros padres. Me decía que, para lanzar, apretara el poto y, como no metía la pelota, introdujo uno de sus dedos de la mano entremedio de mis glúteos y me decía ‘aprieta’ ‘aprieta’. En el bus a Talca me fui con él. Me quedé dormido en su hombro y me desperté porque me estaba acariciando los genitales por encima del pantalón. Le dije: ‘Me siento raro porque me está tocando mucho’”.

A pesar de que Valenzuela negó los abusos, ambos testimonios fueron catalogados como “creíbles” según el Informe Pericial Psicológico. La PDI también realizó un peritaje forense en el computador del entrenador. Encontraron 141 videos de pornografía homosexual, donde participaban hombres jóvenes. No obstante, no se pudo establecer si eran menores de edad.

Todos estos antecedentes estaban en la carpeta que fue enviada el 11 de abril de 2013, desde la Fiscalía de Talca a la Fiscalía de Diego de Almagro. En ella, además, hay un correo en el que Óscar Salgado, fiscal de Talca, asegura: “Esta causa está lista para formalizar, el problema es que no somos competentes. Las declaraciones son coincidentes, las pericias están buenas y la prueba es buena”.

Cuatro años después, el 14 de marzo de 2017, Valenzuela fue formalizado. La sentencia salió el 4 de abril de 2018, casi siete años después de la denuncia. En ella se condenó a Valenzuela por “ofensas al pudor con hechos graves y de trascendencia que afectaron a las víctimas” y se reconoció que el entrenador tocó con sus manos las nalgas de ambos, por lo que cumplió 300 días de presidio menor, a través de remisión condicional en Linares. El 16 de abril de 2019 terminó de cumplir su pena en libertad.

–Nunca supimos bien los motivos de la decisión por la cual se cambió el delito, ni por qué se demoraron tanto. Además, yo nunca me enteré de la condena. No se hizo justicia y para mí eso fue muy duro. Hasta hoy me cuesta dormir– reclama Cofré.

Esa no fue la única alerta. Bien lo sabe Sebastián Toro, que denunció a Valenzuela por delitos cometidos contra él en 2012, cuando tenía 12 años:

–Mis padres se estaban separando y él se aprovechó de eso para tocarme– confiesa.

El caso de Toro llegó a juicio el 29 de abril de 2014, pero el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Linares absolvió a Valenzuela.

–La sentencia absolutoria se logró porque no se pudo lograr la convicción, más allá de toda duda razonable, que los hechos hayan ocurrido y que en estos eventuales hechos haya tenido participación el acusado–, reconoce Camilo Bahamondes, defensor público de Rickter Valenzuela en esa causa.

Toro recuerda que la fiscal Mónica Cánepa, la misma que años después investigaría la denuncia de Suazo, en 2018, y la de Bustos en 2020, terminó devastada después del juicio.

–Salió llorando a mares. Me decían que nunca habían visto a una fiscal así, porque todos creían que estaban las pruebas suficientes para condenar a Rickter. Fue muy doloroso– recuerda Toro.

Esas causas no perjudicaron demasiado las posibilidades laborales de Valenzuela. Desde abril de 2018, misma fecha en que fue condenado, trabajó en una Escuela Deportiva del Ministerio del Deporte en Linares. No sólo eso: 20 días después de la sentencia, la municipalidad le otorgó $ 400.000 al MYT, el club en el que se produjeron los hechos condenados. Durante 2018 el mismo club recibió $ 2.000.000 en fondos municipales, según el Portal de Transparencia.

Presenciar eso, confiesa Sebastián Toro, lo llevó a sufrir un cuadro depresivo:

–Asociaba todo a oscuridad, veía todo negro, intenté quitarme la vida en más de una ocasión. Fue difícil saber que Rickter caminaba libre por la calle.

Los últimos días de Rickter

La suerte de Rickter Valenzuela comenzó a cambiar en 2020. El 20 de agosto de ese año dejó de ser vicepresidente de la Asociación de Entrenadores de Básquetbol de Chile (Adebach). Mantenía el cargo desde enero de 2019, cuando ya había sido imputado en dos procesos judiciales.

–Le pedimos la renuncia porque nos llegó una denuncia anónima y vimos sus antecedentes– reconoce Mario Negrón, presidente de Adebach.

Durante 2021, Valenzuela trabajó en el Centro de Formación Técnica Massachusetts, como director de desarrollo institucional. Ahí, aseguran, no tenían idea de las denuncias.

–Eso es mentira, hace dos meses llamé al CFT y hablé con la secretaria. Le dije de las denuncias, porque estaba preocupado de que la investigación no avanzaba– revela Cristian Cofré.

La misma sensación fue compartida por sus compañeros.

–Pensábamos que nuevamente se iba a salir con la suya. Empezamos a dudar, porque se demoraron mucho en formalizar, mientras que cada día aparecían nuevos antecedentes– dice Bustos.

El reciente 16 de octubre, Ignacio Valenzuela, exjugador del MYT y profesor de educación física, decidió preguntarles a sus alumnos si alguno había sido entrenado por Rickter. Les dijo que era a propósito de las denuncias que se habían hecho públicas. Ante su pregunta, ninguno de los jóvenes reaccionó y la mayoría se fue. Pero dos niños se quedaron hasta el final. Aseguraron ser víctimas del entrenador, uno de ellos en 2019.

En total, la PDI alcanzó a recabar 14 denuncias por abuso sexual. Mientras las recopilaba, citó a Valenzuela a declarar, quien usó su derecho a guardar silencio. Además, su domicilio fue allanado en Linares. Era como si, después de 19 años, el cerco alrededor del entrenador finalmente comenzara a cerrarse. De hecho, fuentes de la Fiscalía del Maule admiten que iban a formalizar a Valenzuela. Eso, hasta que el jueves 21 de octubre una noticia los frenó: Rickter Valenzuela se había quitado la vida en su casa.

Los denunciantes pronto se enteraron.

–Me alegré por saber que ya no habrá más víctimas, pero quedó pendiente la parte de la justicia. Él sabía lo que se le venía si volvía a entrar a un tribunal– comenta Héctor Suazo.

Al día siguiente de la muerte de Valenzuela, el grupo “La pelota no se mancha” difundió un comunicado titulado “Basket sin abusos”. Luego de la publicación, llegaron más denuncias al grupo. Pero ya era tarde.

“Tras la muerte del imputado, la Fiscalía Local de Linares aplicará sobreseimiento definitivo a la investigación que era llevada en su contra por hechos ocurridos hace más de 10 años y donde se estaba a la espera de los resultados de las últimas diligencias ordenadas a la PDI para solicitar al tribunal audiencia de formalización de cargos en su contra”, explica la Fiscalía Regional del Maule a través de un comunicado.

Los últimos en saber sobre las acusaciones fueron los parientes del entrenador. Ninguno, dice uno de ellos, sospechó alguna vez de Rickter:

–Nunca vamos a saber lo que hizo. Pero en el caso de que los hechos denunciados sean verdad, pedimos perdón a las víctimas– dice uno de los parientes, que después agrega algo más:

–De haber sabido lo que pasaba, podríamos haber hecho algo. D

https://www.latercera.com/la-tercera-domingo/noticia/secreto-en-el-parquet-la-denuncia-que-remece-a-linares/AYQKPUD2S5HY7AJAXWVYZK5UR4/

 MENSAJE DE MARCO BUSTOS

Tras la publicación del Reportaje de “LT Domingo” de Diario “La Tercera”, Marco Bustos escribió la siguiente reacción en su cuenta de Instagram:

“Para todos aquellos que dudaron, que voltearon la vista, que nos dieron la espalda, para aquellos que no creen, para aquellos que nos amenazaron. Esta es nuestra historia. Se termina un proceso, y queda el sabor amargo de la injusticia, de la impotencia, de la tardanza de un proceso judicial que llega justo cuando el agresor, cobarde agresor, termina con su propia vida. Con su suicidio , el llamado “profesor, entrenador, coach” nuevamente escapa de la justicia, como tantas veces…Lo perseguimos por dos años a través de las vías legales, pero los tiempos de las instituciones claramente no son los tiempos de nosotros las víctimas. Por dos años nuestra denuncia permaneció en trámites, la pandemia amplia los tiempos de espera, y la cultura del poco compromiso hacia quienes somos víctimas también aporto lo suyo”.

El profesional agrega: “para muestra un botón: frente a una solicitud de información en torno a los casos de abuso sexual cometidos por Rickter Valenzuela la Ilustre Municipalidad de Linares tardó dos meses en evacuar dicha información. La información es entregada cuando el agresor ya se encuentra muerto. ¿Resulta justo tener que encontrar la tranquilidad y el termino de un proceso en las manos de nuestro propio agresor?. Este reportaje es una de las escasas alternativas que tuvimos para encontrar esa esquina justicia. Durante 20 años este tipo de abuso sexualmente de menores de edad, todo bajo la máscara de la cercanía y la preocupación. Lograr quitarle el velo y evidenciar su verdadero rostro es lo último que podemos aspirar para proteger aquellos que se mantienen en silencio aún”.

Bustos dice por último: “espero que con estas acciones ayudemos a visibilizar este tipo de situaciones , para que ningún niño, niña o adolescente se vea expuesto a vulneraciones de este tipo , y así romper la ley del secreto que tantos años nos tuvo atados. Agradezco de corazón a mi familia por estar siempre conmigo en este difícil proceso, que espero, se pueda superar y aprender a vivir con el de una “mejor” manera. Si alguna vez alguien desvela con ustedes una situación de abuso no lo (a)  dejan solo (a) es un proceso bastante complicado, duro, doloroso, y el contar con el apoyo de otro resulta sanador. Un abrazo grande a todos y todas y ojalá me ayuden a compartir nuestra triste historia”.