En el día del Patrimonio Cultural de Chile: "Conjunto Villa de San Ambrosio de Linares"
Lo que más nos enorgulleció, por varias razones, fue lo que nos llegaba muy de cerca: Álvaro Flores Domarchi, sus hermanos y amigos (cantautores). Dice allí, textual: Son un símbolo de Chile huaso del valle central. Pero no del artificioso ni disfrazado, sino de uno que encontró una expresión natural. Propia y representativa de los huasos que cantan lo que les pasa ahora. Referencia para un grupo de nuestra ciudad. Por eso el orgullo.
Por Manuel Quevedo Méndez (profesor y director de la Biblioteca Pública Municipal "Manuel Francisco Mesa Seco" de Linares)
La revista chilena, CARAS, edición del año 1990, celebra como medio de comunicación su 2º aniversario. Es de esas publicaciones de colección, por su contenido y porque quedan registrados los hechos más importantes y referenciales de la vida nacional en distintos ámbitos.
En esa edición y como reportaje especial viene la sección: “50 chilenos que hacen de Chile, Chile”. Es una selección de la revista; atrevida dijeron algunos. Pero se explicó que buscaron a quienes -en su propio campo de acción- han marcado tendencia o la han comenzado a desarrollar con renovadora fuerza. Son jóvenes, casi todos. Pero más allá de la edad, están haciendo futuro.
Hay, en la selección, conocidos y no tanto. No necesariamente consagrados. También están los que hacen el mejor Chile cotidiano. El que todos vivimos en las actividades diarias. Se escogieron aquellas actividades donde se observa un mayor grado de creación propiamente chilena.
Revista CARAS recalcó que era una apuesta en voz alta. Allí nos encontramos con Andrés Pérez y María Izquierdo (teatro) dejando marca en el teatro chileno con La negra Ester, mezcla de circo y teatro callejero con las décimas de Roberto Parra.
También encontramos a Alberto Fuguet (escritor), quien a la fecha de la publicación (1990) de Revista CARAS, todavía no publicaba su novela Sobredosis. Ya conocíamos del autor otras novelas interesantes, como Mala onda, Por favor rebobinar y Tinta roja.
Lo que más nos enorgulleció, por varias razones, fue lo que nos llegaba muy de cerca: Álvaro Flores Domarchi, sus hermanos y amigos (cantautores). Dice allí, textual: Son un símbolo de Chile huaso del valle central. Pero no del artificioso ni disfrazado, sino de uno que encontró una expresión natural. Propia y representativa de los huasos que cantan lo que les pasa ahora. Referencia para un grupo de nuestra ciudad. Por eso el orgullo.
El conjunto de teatro y folclore Villa San Ambrosio de Linares fundado en 1965 por Leopoldo Flores y Juan Gutiérrez. Lo valioso es que los hijos de ambos se hicieron parte del grupo y lo transformaron en la expresión popular joven de la zona. Ahora es Álvaro, hijo de Leopoldo “Polo” Flores, quien compone la mayor parte de las cuecas, tonadas y polkas que el conjunto canta y baila. Están en cada fiesta folclórica de Linares y también en las trillas o en los festivales de toda la zona.
Ese año de 1990 graban su primer casete. Un acontecimiento, porque sus cantautores se han convertido en un centro que aglutina el humor y la esperanza de muchos lugareños.
Parafraseando al poeta maulino, Manuel Francisco Mesa Seco, refiriéndose a la gente de la cultura, podemos señalar que Linares vio nacer y desarrollarse al Conjunto Villa San Ambrosio; por lo mismo, estamos reconfortados por la esperanza de sus fundadores y por el valor cimentado en una sola palabra: folclore.
El noble sentido estético, la sensibilidad e imaginación de cada integrante del grupo, son la base y los verdaderos fundamentos de una agrupación folclórica de relevantes facetas, que ha perdurado en el tiempo. El reconocimiento realizado por Revista CARAS (1990), fue el mejor indicador que, sin duda, ellos “Hacen de Chile, Chile”.
En el Día del Patrimonio Cultural, para quienes hacen de Chile, un Chile que nos identifica, saludamos a los integrantes del Conjunto de teatro y folclore Villa San Ambrosio de Linares, por sus 56 años de difusión de nuestras raíces, en un trabajo iniciado el mes de junio de 1965 con un fructífero resguardo de nuestra identidad.