Eduardo de la Fuente Ceroni: “La joya de Linares: los árboles de la plaza”
Un párrafo final, sería bueno que quienes tengan conocimiento del origen de alguna de las especies lo den a conocer, de manera de ir dejando algún registro histórico de la existencia de esta gran joya de Linares.
Por Eduardo de la Fuente Ceroni (Ingeniero civil electricista de la Pontificia Universidad Católica de Chile)
A veces invisibles para las personas, la hermosura y variedad de los árboles de la Plaza de Armas constituyen la verdadera joya de nuestra ciudad. Alguno de los cuales, seguramente coetáneos con la fundación de Linares, compiten mano a mano en altura con la torre de la Catedral, otra de nuestras gemas más preciadas.
Entre diversas especies autóctonas, como Peumo y otros, preside a las importadas el gran Sequoia traído de la Alta California por algún visionario o visionaria linarense de las postrimerías del Siglo XVIII; este magnífico ejemplar ha ido creciendo año a año en unos 2 o 3 centímetros, vivirá si se le respeta por unos 1.500 años más, cuando ya tenga a esa lejana fecha unos 100 metros de altura.
También fue visionario rotular cada árbol con un cartel muy bien elaborado en madera, diseñado con su nombre común seguido del nombre científico, convirtiendo la plaza en una verdadera aula al aire libre; lamentablemente esta excelente idea fue incomprensiblemente abandonada por el municipio, a tal extremo que ya ninguno de esos carteles existe y pocos ya pueden identificar cada especie. Por otro lado, la belleza arbórea y la elegante simplicidad de la plaza contrastan con la vulgaridad de mantener la pileta central con surtidores de PVC celeste de gasfitería barata.
En el año 1979 logré plantar cuatro pequeñas araucarias provenientes del fundo “El Piñón”, de don Ernesto Mardones en Capilla Palacios, las que ahora se distinguen por el menor diámetro de su tronco y pueden observarse una por la esquina de la catedral, dos en el entorno de la pileta y la cuarta más cercana al Odeón. Se anticipa que estas araucarias alcanzarán su madurez alrededor del 2090 momento en que recién comenzarán a producir sus frutos (piñones), evitando que los linarenses de fines del siglo tengan que acudir a una feria para lograr disfrutarlos.
Un párrafo final, sería bueno que quienes tengan conocimiento del origen de alguna de las especies lo den a conocer, de manera de ir dejando algún registro histórico de la existencia de esta gran joya de Linares.
(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).