Villa de Linares, 226° aniversario de su fundación (Historia documenta de su nombre)
La fundación de Linares no fue iniciativa de las autoridades del momento sino que, conforme lo disponía la Junta de Poblaciones en una resolución de 1755, para establecer una villa debía pedirlo un mínimo de diez hombres casados, e indicar el lugar dónde se establecería. Los requirentes (que Ferrada Ibáñez fija en alrededor de 90, pero el listado del archivo de la Capitanía señala más de 121, con varios anotados y luego borrados) dan a la futura villa el nombre de San Ambrosio de Vallenar, sin duda para halagar al Gobernador y apurar la causa. Pero este nombre nunca estuvo consignado en algún documento resolutivo.
Por Manuel Quevedo Méndez (Director Biblioteca Pública Municipal 'Manuel Francisco Mesa Seco' de Linares)
Esta será una celebración distinta, por la situación compleja que vivimos en el mundo; de la cual no estamos ajenos. Lo protocolar será una sencilla ceremonia frente al obelisco de los fundadores.
¿Por qué Villa de Linares? Simple. Porque así lo señala el acta de fundación (su certificado de nacimiento), firmada el 23 de mayo de 1794.
En el archivo de la Capitanía General, volumen 686 está el expediente de fundación, las notas cambiadas entre los pobladores y las autoridades, y, lo más fundamental, está el original del acta de fundación de la villa redactada en primera persona, por O’Higgins.
La fundación de Linares no fue iniciativa de las autoridades del momento sino que, conforme lo disponía la Junta de Poblaciones en una resolución de 1755, para establecer una villa debía pedirlo un mínimo de diez hombres casados, e indicar el lugar dónde se establecería. Los requirentes (que Ferrada Ibáñez fija en alrededor de 90, pero el listado del archivo de la Capitanía señala más de 121, con varios anotados y luego borrados) dan a la futura villa el nombre de San Ambrosio de Vallenar, sin duda para halagar al Gobernador y apurar la causa. Pero este nombre nunca estuvo consignado en algún documento resolutivo.
Ambrosio O’Higgins demoró cinco años en revisar la petición. Sólo volvió sobre el expediente en 1794 y el 23 de mayo redactó el acta de fundación, a la que llamó simplemente Villa de Linares (sin el De San Ambrosio) para reconocer, según dice, la gestión de Francisco de la Mata Linares, a la vez que ordena al Intendente -o a quien él disponga- constituirse en la nueva población en la primavera siguiente.
Martínez de Rozas cumple con esta disposición y el 21 de diciembre de 1794 (no el 7 de diciembre, fiesta de San Ambrosio como dice Mujica, página 141) se trazan los solares, partiendo en ángulo recto desde la casa de doña Ángela Vásquez hacia el oriente y el norte, lo cual se advierte claramente en un plano de 1838 -cuarenta y cinco años después de fundado Linares- y permanecía así aún en otro mapa de 1922.
En algunos textos se indica que el nombre dado por D. Ambrosio O’Higgins a la naciente población fue Villa de San Ambrosio de Linares (Juan Mujica, Historia de Linares, página 127) y que doña Ángela Vásquez donó generosamente las tierras para establecerla (Juan Mujica. Historia de Linares, página 137).
No es correcto aquello, porque Doña Ángela se negó a ceder las tierras en tanto no le fueran pagadas o retribuidas con otras. Martínez de Rozas, con poca paciencia; en su calidad de Teniente Letrado Visitador, debe persuadir a doña Ángela para acceder, y si así no fuese llegaría el caso en que se le compelería por fuerza (fojas 18) y yendo aún más lejos en sus juicios, Martínez de Rozas dice que le negativa y los argumentos de la dueña son despreciables y propios de su edad decrépita (fojas 18) y recomienda -sin mayor miramiento- tomar el terreno necesario (aunque lo repugne) como para estos casos lo permite el derecho y compensarlo con otro de igual calidad.(fojas 18v).
Al final doña Ángela -cuya casa patronal era la actual Casa o Colegio Cuéllar-, toda vez que una de sus hijas, Rafaela Ibáñez Barros casó con Juan Enrique Cuéllar y heredera de este antiguo inmueble, acepta con la oferta oficial de recibir mil cuadras en el sector de Huerta de Maule. Murió sin ver cumplida la promesa. En 1822 los tribunales de Concepción ordenaron pagar a los herederos el costo de los terrenos. (Bibliografía: Historia de Linares -2018- y archivos de Jaime González Colville, autor)