Juan Guillermo Fuentes Muñoz: “Nuestra tierra”

Por Juan Guillermo Fuentes Muñoz (gestor ambiental y presidente de la Fundación Altué)

                                         Como hemos observado estos días, estamos viviendo tiempos de cambios climáticos cada vez más acelerados, los que nos están impulsando a tomar medidas drásticas en tanto a la relación que mantenemos con nuestro entorno. Si bien el cambio climático es un concepto ampliamente conocido en nuestra actual sociedad, poca información tenemos del por qué y cómo va variando nuestro clima, atribuyendo el cambio exclusivamente a los excesos de calor o aluviones provocados por las intensas lluvias, omitiendo muchas veces las causas de estos poco frecuentes fenómenos.

En su correcto equilibrio, nuestro planeta posee diferentes reservorios hídricos, como el mar, ríos, lagos y aguas subterráneas, las que van fluyendo en un interminable ciclo desde lo sólido, pasando por el estado líquido y llegando a lo gaseoso, nutriendo en su paso a todos los ecosistemas que funcionan con este preciado bien natural. Existen diversas maneras en que los humanos hemos desestabilizado este constante flujo, como por ejemplo el consumo de carne, la tala indiscriminada de árboles, la excesiva creación de embalses, el uso excesivo de automóviles a combustión, entre otros factores que van provocando que aumente la temperatura de la tierra y en consecuencia, el agua, que libremente corría por en sus tres estados, hoy se ve obligada a pasar desde el sólido y líquido, a permanecer en un mayor tiempo en estado gaseoso, puesto que las altas temperaturas impiden que vuelva a su estado líquido y menos a su estado sólido, desnutriendo nuestros bosques y acuíferos que sustentan la vida silvestre y futuramente la vida en las grandes urbes. 

Hoy vemos que llueve intensamente por algunas horas, y posteriormente sale el sol, demostrando que los períodos de lluvia son cada vez más cortos y abundantes, acompañados de un ardiente sol, lo que impide que el agua se filtre hacia las capas inferiores de la tierra, donde se reserva el agua que actualmente abastece a una gran cantidad de ciudades en nuestro país. Del mismo modo, y contraproducentemente a nuestras necesidades como sociedad, ha existido desde hace más de 30 años, un alza abismante en la producción de monocultivos forestales, desplazando y restando importancia al bosque nativo, cuya función en relación a la retención de agua, ha ido mermando año a año, propiciando escenarios adversos para la generación de aludes y derrumbes debido a escorrentías que lavan y degradan los suelos intervenidos.

Como una medida de mejorar nuestro actual estado, diversos actores locales, nacionales e internacionales, han propuesto medidas y sugerencias con el fin de disminuir o eliminar las acciones que hemos generado con mayor ahínco desde la revolución industrial, que actualmente están afectando nuestros reservorios. Algunas acciones concretas para brindar un aporte a esta problemática son: reforestar con árboles nativos, compostar residuos orgánicos, cultivo de hortalizas en casa, disminuir el consumo de madera de pino, compartir vuestro automóvil, evitar el uso de agua para lavar pisos cerámicos o cemento, entre un sinfín de acciones que puedes reflexionar en casa.

Gracias a quienes, con su granito de arena, van concientizando día a día en nuestra sociedad, esperando que cada vez sean más los que dejen un futuro promisorio a las nuevas generaciones.

(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).