Por Eduardo de la Fuente Ceroni (ingeniero civil electricista PUC)
Hace años critiqué el círculo vicioso en que se determinan las tarifas eléctricas. Este círculo vicioso tiene su principal origen en las "sillas musicales" entre las autoridades ministeriales y profesionales de la Comisión Nacional de Energía y las empresas eléctricas y la falacia de la famosa "empresa eficiente", cuyas tarifas se determinan con amañados cálculos económicos de costos e ingresos muy subjetivos y que terminan prácticamente siempre en beneficio de las empresas.
Las sillas musicales actúan en demasiados casos con las autoridades salientes pasando al sector de las empresas que regularon; mientras que las aspiraciones de los profesionales públicos que intervienen en el proceso de fijación tarifaria parecen ser, por lo menos, encontrar un trabajo mejor remunerado en las empresas eléctricas o sus grupos de asesoras tarifarias.
Cuando llega un nuevo gobierno es normal que se designen autoridades provenientes de la élite del sector a regular y se da comienzo nuevamente al círculo vicioso ya descrito.
En la dramática situación actual habría que preguntarse cómo se comportaron las utilidades de las empresas que tuvieron tarifas congeladas, ¿tuvieron pérdidas? o bien, ¿mantuvieron o crecieron sus utilidades entre el 2019 y el 2023?.
Si pasó esto último, significa que en el 2019 tenían tarifas obscenamente favorables a las empresas y que lo que se aumentará este año es un verdadero y enorme regalo de Navidad anticipada a costillas de todos los chilenos y por culpa de procesos tarifarios viciados.
(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).