Eduardo de la Fuente Ceroni revela la cara más triste de Linares en lo califica como “las puertas de entradas” a la comuna
Usando el primer acceso verá a su izquierda la hermosa torre de la Catedral, pero inmediatamente a su derecha torres de telefonía celular que compiten horrorosamente con la imagen del conjunto de la catedral. Avanza admirando la arbolada plaza, pero llega a una esquina con un hotel abandonado de feísima apariencia, con locales comerciales techados con toldos sucios y ordinarios, que más bien parecen corresponder a la feria de un mercado que al ordenamiento lógico del centro de una ciudad capital de provincia, los que para remate están permanentemente sacando cajas de cartón y basura a la vereda. En la esquina opuesta el BancoEstado, con muros blancos usados regularmente para rayados y propaganda política, en lugar de lucir, por ejemplo, algún mural atractivo como este mismo banco y otros han realizado en Santiago y otras ciudades. Es sabido que los murales con su contenido artístico libran a los muros de rayados y embellecen barrios y ciudades, ojalá el banco estatal algún día ayude a mejorar la ciudad como si lo ha hecho en otras comunas.
Por Eduardo de la Fuente Ceroni (ingeniero civil electricista de la Pontificia Universidad Católica de Chile)
Le Corbusier, el genial arquitecto y urbanista afirmaba que la apariencia, el ordenamiento urbano y la limpieza de las ciudades era fiel reflejo de como vivían sus autoridades en sus espacios íntimos y en todo rincón de sus residencias familiares.
Si miramos nuestra ciudad desde la perspectiva que observa un visitante o turista que accede al corazón de ella, la Plaza de Armas, nos damos cuenta que su visión al llegar dista años luz de ser favorable. En efecto, a la plaza se accede principalmente desde la calle Independencia, ya sea desde la avenida Aníbal León Bustos o desde la Estación de Ferrocarriles.
Usando el primer acceso verá a su izquierda la hermosa torre de la Catedral, pero inmediatamente a su derecha torres de telefonía celular que compiten horrorosamente con la imagen del conjunto de la catedral. Avanza admirando la arbolada plaza, pero llega a una esquina con un hotel abandonado de feísima apariencia, con locales comerciales techados con toldos sucios y ordinarios, que más bien parecen corresponder a la feria de un mercado que al ordenamiento lógico del centro de una ciudad capital de provincia, los que para remate están permanentemente sacando cajas de cartón y basura a la vereda. En la esquina opuesta el BancoEstado, con muros blancos usados regularmente para rayados y propaganda política, en lugar de lucir, por ejemplo, algún mural atractivo como este mismo banco y otros han realizado en Santiago y otras ciudades. Es sabido que los murales con su contenido artístico libran a los muros de rayados y embellecen barrios y ciudades, ojalá el banco estatal algún día ayude a mejorar la ciudad como si lo ha hecho en otras comunas.
Bien, el visitante camina ahora hacia el sector de los edificios públicos y observa justo al lado de la Municipalidad un muro colindante cubierto por unas placas de internit rayado, con borrones de pintura y roto en su extremo inferior; alguien le explica que hace años se suponía que pintarían ahí un mural, pero sólo quedó la partida del caballo inglés y no la carrera completa, ¿desidia de la autoridad o falta de recursos?. Al otro lado del edificio consistorial una casa de dos pisos, con su fachada despintada, sucia y además cruzada - tal como la Municipalidad - por un atado de cables de telecomunicaciones y eléctricos.
El visitante llega ahora en tren, baja del tren en un andén central aislado y sin techar, que le hace entender que se trata sólo de una detención de paso directo por una localidad sin importancia. Sale de una estación carente de atractivo y enfrenta un espacio utilizado para una concesión de estacionamientos desordenada, con parte del acceso cruzado por una cadena, pavimentos en mal estado y premunida de una caseta de cobranza destartalada y de pésimo aspecto. La fachada sin atractivo de la estación está coronada por un gran letrero que invita, en abril de este año, a viajar para la navidad del año pasado a tres destinos (¿regresión temporo-espacial por tren?).
Sin duda es preferible no relatar lo que observará un visitante que llega en bus a nuestra ciudad.
¿Cómo serán las viviendas y espacios íntimos de nuestras autoridades comparadas con lo arriba descrito?; ¿tenía razón Le Corbusier?
(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).