Manuel Quevedo Méndez: doctor Francisco Ferrada Troncoso, el patriarca de Linares

Manuel Quevedo Méndez: doctor Francisco Ferrada Troncoso, el patriarca de Linares
En la necrópolis le despidieron, representantes del municipio, Esc. de Artillería, Centro “Hijos de Linares” de Santiago, Cuerpo Médico de Linares, del Hospital San Juan de Dios, Cruz Roja y del Partido Liberal.

A nombre del municipio de Linares, el regidor Raúl Rodríguez Lazo expresó, en síntesis: “En más de cincuenta años de servicio de su profesión de médico, su vida fue modesta y de estudio. Modesta, porque no le preocupó el dinero y buscó, preferentemente, el alivio de los desamparados. De estudio, porque poseía una conciencia de responsabilidad social, cual era servir eficientemente a sus semejantes


Manuel Quevedo Méndez (profesor y ex director de la Biblioteca Pública Municipal de Linares)

                                                  La noticia venía en diario “El Heraldo”, 8 febrero 1939, e impactaba a los lectores del medio informativo: “Ayer falleció el Patriarca de Linares, Doctor Don Francisco Ferrada Troncoso”. La bajada de título: “La noticia de su fallecimiento causa honda impresión en esta ciudad”.

La salud del Dr. Ferrada Troncoso, desde hace días, se encontraba seriamente amenazada, ni familiares, ni médicos que con solicitud velaban a su cabecera, ni sus amigos, esperaban un desenlace fatal. Fallecía en medio de la consternación de sus queridos hijos. La noticia se difundió rápidamente y desde ese momento, la casa del doctor comenzó a ser visitada para despedir a su amigo, al caballero sin tacha y sin doblez.

El Dr. Ferrada nació en Yerbas Buenas. Sus padres: Francisco Ferrada Muñoz y la señora Felipa Troncoso. Después de sus primeros estudios, ingresó en 1867 al Instituto Nacional, donde terminó sus humanidades en 1874. Luego ingresó al primer curso de Medicina de la U, de Chile y se recibió de médico el 5 mayo 1880.

Declarada la guerra entre Chile y la Alianza Perú-boliviana, el Dr. Ferrada -como toda la juventud de su época- se enroló en las filas del Ejército, cirujano 1°, de la 3ª. Ambulancia; que pertenecía a la División que comandaba el coronel Lagos. Tomó parte en las Batallas de Miraflores y Chorrillos, que cubrieron de gloria al Ejército chileno. Cuando recordaba sus acciones, revivía su entusiasmo patrio y alababa el valor del chileno.  

Terminada la guerra del 79, el Dr. Ferrada se radicó en Linares, siendo nombrado Médico del Hospital, puesto que ejerció durante muchos años. Además, constante colaborador de la prensa linarense. Se recuerdan sus artículos políticos y de bien público, en los diarios “El Cóndor”, “La Democracia”, “El Artesano”, “La Estrella”, “El Progreso”, “La República” y “El Heraldo”. Contrajo matrimonio con la distinguida dama Emma Alexandre Campos, formando un hogar de siete hijos, en el que contribuyó a hacer la felicidad de ellos.

Atendía de gran forma a sus pacientes de escasos recursos; no solo los atendía profesionalmente, sino que les daba el dinero necesario para la compra de sus medicinas. Sin ostentación, sin jactancia, hacía la caridad muy en silencio. Pero la obra a la cual prestó mayor atención fue la “Cruz Roja” de Linares; allí estaba con sus pobres, para quienes siempre tenía una palabra de consuelo y esperanza y también de ayuda material.

Entre las distinciones con las cuales fue agraciado: Medalla de Oro de la Segunda Campaña de la Guerra del Pacífico, Medalla de la Ilustre Municipalidad de Linares, al cumplir 50 años de profesión. La “Cruz Roja” también le otorgó la condecoración, con la cual premia a sus más destacados miembros.

La mañana del 8 de febrero de 1939, desde su casa, un grupo de amigos acompaña la conducción de sus restos al Convento del Corazón de María. A las 10:00 hrs. llegaba el cortejo a la iglesia. Una vez finalizada la misa de réquiem, la urna fue sacada por sus hijos y amigos, y colocarla en el coche mortuorio. El cortejo salió por calle Maipú, doblando por Lautaro hasta frente a la Esc. de Artillería, donde tomó camino al cementerio.

En la necrópolis le despidieron, representantes del municipio, Esc. de Artillería, Centro “Hijos de Linares” de Santiago, Cuerpo Médico de Linares, del Hospital San Juan de Dios, Cruz Roja y del Partido Liberal.

A nombre de la familia le despidieron el Dr. Francisco Ferrada Alexandre (hijo) y otros miembros de la familia. Todos en términos de emoción, ensalzando sus merecimientos, y recordando facetas de su vida; dedicada a su patria y sus semejantes. La vida del Dr. Ferrada fue un ejemplo de hombre, ciudadano y profesional. La sola presencia de tanta gente en su funeral y el sentimiento que su muerte causó, son indiscutibles testimonios que mereció: “respeto de sus semejantes, aprecio de sus conciudadanos y gratitud de todo un pueblo, al que servía con abnegación, sacrifico y dignidad”.

A nombre del municipio de Linares, el regidor Raúl Rodríguez Lazo expresó, en síntesis: “En más de cincuenta años de servicio de su profesión de médico, su vida fue modesta y de estudio. Modesta, porque no le preocupó el dinero y buscó, preferentemente, el alivio de los desamparados. De estudio, porque poseía una conciencia de responsabilidad social, cual era servir eficientemente a sus semejantes.

El Dr, Ferrada Troncoso, en noches de invierno frío y lluvioso, cruzando calles sin luz y por sobre barriales, iba casi anónimamente, a luchar contra la muerte. Incluso, allá lejos, en un conventillo. Se levantaba de noche y acudía a atender a los más humildes, de forma gratuita y, además, les regalaba las medicinas.

Entregó su aporte, desinteresado, a instituciones de beneficencia, humanitarias; incluso en labores confiadas por el municipio y su patriotismo que le llevó a prestar servicios en las campañas militares de 1879.

Se puede decir que, a pesar de sus casi noventa años, su existencia, su ejemplo de saber y de civismo eran muestras de servicio público, pero la muerte -al derribarlo materialmente- lo ha elevado a la consideración y gratitud de sus semejantes y sus coterráneos. (Bibliografía: diario “El Heraldo”, 1939. Foto, archivo del autor)