Lenin Fuentes: "Protección, comida y salud"

Lenin Fuentes: "Protección, comida y salud"
Lenin Fuentes Barros, trabajador social y magíster en políticas públicas y gestión local.

La protección que se requiere, está asociada a contar con un Estado que le transmita confianza y certeza al ciudadano. Credibilidad en las autoridades que dirigen y tienen la facultad para decidir y actuar en función de garantizar condiciones mínimas para todos ante un evento como el que vivimos y que no podemos enfrentar en forma individual. Lejos de esta necesidad, nuestro Estado es bien poco lo que ofrece. Más bien hoy, el actuar de las autoridades centrales y administradores de este Estado transmiten incertidumbre y desconfianza. Basta ver al presidente violando las normas que él está llamado a cumplir en primer lugar, como son los protocolos de sanidad en los velatorios y sepultaciones. Mas encima obliga con su actuar al nuevo ministro de salud a “prestarle ropa” y tener que mentir ante el país diciendo que se cumplieron todas las normas en ese funeral, cuando Chile entero es testigo de la farsa. ¿O es acaso que las restricciones y normas sanitarias solo aplican para el ciudadano de a pie y no para la elite política del país? Cada uno sacará sus propias conclusiones, por mi parte solo mi respeto y empatía con los miles de chilen@s que han debido sepultar a sus seres queridos en soledad.


Por Lenin Fuentes Barros ( trabajador social , magister en políticas públicas y gestión local y coordinador comando Apruebo Chile Digno Linares)

                    Esta triada, representa la necesidad de millones de chilen@s  ante el crudo y despiadado avance de la Pandemia, sin avizorarse por el momento una estrategia que logre frenar el fatídico desenlace, presagiado por los especialistas en febrero o marzo, cuando se podían tomar medidas efectivas para no llegar al punto en que nos encontramos hoy. Lamentablemente primo la sordera ideológica del presidente y su equipo asesor que antepusieron salvar la estructura del modelo económico por  sobre la vida de sus conciudadanos.

La protección que se requiere, está asociada a contar con un Estado que le transmita confianza y certeza al ciudadano. Credibilidad en las autoridades que dirigen y tienen la facultad para decidir y actuar en función de  garantizar condiciones mínimas para todos ante un evento como el que vivimos y que  no podemos enfrentar en forma individual. Lejos de esta necesidad, nuestro Estado es bien poco lo que  ofrece. Más bien hoy,  el actuar de las autoridades centrales y administradores de este Estado transmiten incertidumbre y desconfianza. Basta ver al presidente violando las normas que él está llamado a cumplir en primer lugar, como son los protocolos de sanidad en los velatorios y sepultaciones. Mas encima obliga con su actuar al nuevo ministro de salud a “prestarle ropa” y tener que mentir ante el país diciendo que se cumplieron todas las normas en ese funeral, cuando Chile entero es testigo de la farsa. ¿O es acaso que las restricciones y  normas sanitarias solo aplican para el ciudadano de a pie y no para la elite política del país? Cada uno sacará sus propias conclusiones, por mi parte solo mi respeto y empatía con los miles de chilen@s que han debido sepultar a sus seres queridos en soledad. 

La comida comenzó a escasear en al menos 2 millones de hogares y a faltar derechamente en otro número similar hace ya por lo menos 2 meses. Las políticas públicas para paliar el hambre han sido tardías e insuficientes. El acuerdo del gobierno con algunos partidos de oposición, que establece un marco presupuestario de 12 mil millones de dólares para enfrentar la pandemia, solo destina un 6% para ayuda social directa (vía ingreso familiar de emergencia), la gran millonada está reservada para reactivar la economía, necesario sin duda, pero ¿a costa de quién? De los que están pasando hambre y deberán seguir en esta condición. Mientras tanto, en la moneda se gastan 100 millones de pesos para adquirir jamón de jabalí, pate de búfala, caviar y otros similares.  Otro bofetón a los hombres y mujeres de este país que con suerte tiene  un trozo de pan para desayunar o que comer durante el día. Indolencia, prepotencia, no tengo otros calificativos para esto.

La salud, para nadie es una noticia que ya desde muchos años es un privilegio asociado a la disponibilidad de recursos. En pandemia y con la centralidad de la salud pública y privada, se podría pensar que esto cambió, pero no es así. El sistema opera como siempre. De acuerdo a su previsión, es el costo que deberá pagar por si tiene la desgracia de ser afectado por el COVID-19.

Las condiciones en que se enfrenta el virus si tiene la desgracia de ser contagiado son claramente distintas en un hospital público y una clínica privada. Aparecen datos de prensa que muestran como en el sistema público muere más personas por Covid-19 que en el sistema privado y esto se relaciona  con las condiciones de base, es decir de habitabilidad, alimentación y recursos. Hoy en Chile, existen sectores privilegiados que pueden hacer una cuarentena sin mayor contratiempo que el estar al interior de sus viviendas que en promedio están sobre los 140 metros cuadrados para 4 habitantes, mientras que la gran masa poblacional debe aguantar en 45 metros cuadrados promedio y sin ingresos.

¿Cuál es la respuesta del Estado ante esta condición? Represión. Se endurecen leyes para castigar al que no puede hacer cuarentena, sin embargo, guante blanco a las empresas que pudiendo mantener los contratos y sueldos a sus trabajadores no lo hacen y le hacemos leyes a su medida para hacer legal el despido y suspensión de trabajos sin sueldo. 

Así es el Chile de la constitución del ’80, la que deberemos sin duda tiran al tacho de la basura en octubre próximo. Así es el Chile administrado por la derecha neoliberal y algunos aliados circunstanciales. Llegará el momento en que deban rendir cuentas, ya sea ante la justicia o ante l@s ciudadan@s.

No hay vuelta atrás, Chile  se cansó  y lo dijo el 18/O. Hoy seguimos acumulando rabia ante tanta injusticia e insensatez de los administradores del sistema. En octubre, expresaremos la voluntad de cambiar la constitución y transitar a un Chile justo, con más democracia y solidaridad.

 

(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).