Lenin Fuentes: "El hambre no espera"
En abierta defensa a las políticas sociales del gobierno, la alcaldesa Evelyn Matthei, trató a la oposición de “rascas” por las exigencias “desmedidas” que según ella estarían haciendo cuando se busca mejorar la ayuda en bonos y beneficios. Yo me atrevo a señalar que las políticas sociales del gobierno del presidente Piñera para enfrentar la pandemia son las “rascas”. Un gran número de economistas chilenos y centros de estudios (incluso algunos afines al gobierno) han señalado que existe un amplio margen de recursos disponible, sin recurrir aún al endeudamiento externo para enfrentar esta crisis, sin embargo, el fundamentalismo ideológico del presidente y la derecha que administra el Estado, los hace insensible al hambre que están condenando a millones de chilenos.
Por Lenin Fuentes Barros (Coordinador Comando Apruebo Chile Digno Linares)
La semana pasada fue aprobado el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el que no tuvo variación en los montos ofrecidos por el gobierno y obligó su aprobación en el parlamento. Los lectores recordarán que el congreso no puede modificar proyectos que involucren gasto fiscal. Esta atribución es exclusiva del poder ejecutivo, es decir, del presidente de la república, quien solo se allanó a ampliar el beneficio al 60% de la población más vulnerable.
Así las cosas, un grupo familiar integrado por 4 personas recibirá el primer mes $260.000 ($65.000 por cada integrante), el segundo mes $221.000 ($55.250 por integrante) y el tercer mes el aporte será de $182.000 ($45.500 por integrante). En total, el grupo familiar recibirá por los tres meses $663.000, lo que significa un ingreso promedio mensual de $221.000, equivalente a $55.250 por cada miembro de la familia. La línea de la pobreza establecida en Chile está fijada en $ 170.851 mensual por persona. Eso significa que con el IFE ese hogar solo podrá satisfacer en promedio el 32% de sus necesidades.
¿Cómo se cubrirá el 68% restante de las necesidades familiares tomando solo como techo la línea de la pobreza? No hay apoyo del gobierno para esto, lo que significa que cada cual deberá resolver de acuerdo a sus posibilidades.
¿Será posible que las personas se queden en casa en estas condiciones? De ninguna forma. Quien ha visto desaparecer sus ingresos, ya sea por la suspensión laboral o por la pérdida de la fuente de trabajo, está obligado a buscar formas de llevar lo mínimo al hogar. El IFE claro que es un aporte, sin embargo muy por debajo de lo que el Estado puede y debe hacer. De nada sirve mantener activos en el extranjero, si no los ocupamos cuando el pueblo lo necesita. Un mísero impuesto del 2% al 1% más rico del país (entre los que se encuentra el presidente) permitiría mejorar la condición de estos chilenos y llevar alivio a sus hogares.
En abierta defensa a las políticas sociales del gobierno, la alcaldesa Evelyn Matthei, trató a la oposición de “rascas” por las exigencias “desmedidas” que según ella estarían haciendo cuando se busca mejorar la ayuda en bonos y beneficios. Yo me atrevo a señalar que las políticas sociales del gobierno del presidente Piñera para enfrentar la pandemia son las “rascas”. Un gran número de economistas chilenos y centros de estudios (incluso algunos afines al gobierno) han señalado que existe un amplio margen de recursos disponible, sin recurrir aún al endeudamiento externo para enfrentar esta crisis, sin embargo, el fundamentalismo ideológico del presidente y la derecha que administra el Estado, los hace insensible al hambre que están condenando a millones de chilenos.
Como estrategia de contención y de populismo abiertamente el gobierno anuncia la entrega de cerca de 2 millones 500 mil cajas de mercadería para la gente de la región metropolitana que está en cuarentena, la que se espera se prolongue como mínimo por otra semana. Bien se podría haber mejorado el IFE y permitir que cada persona compre lo que necesita de acuerdo a su realidad y de esta forma también favorecer la economía local (los almacenes de barrios se habrían visto muy beneficiados), pero el objetivo del gobierno es subir algunos puntos en la percepción ciudadana, no importándole la demora que este proceso puede tener. Esperamos sinceramente que esta ayuda llegue en forma oportuna, ya que, un alto número de familias viven al día, por lo tanto, no cuentan con recursos para sobrellevar la cuarentena.
En este contexto, el gobierno y algunos conspicuos aliados que se dicen de oposición, preparan una nueva “cocina” para ir en salvataje del fracasado modelo económico imperante. No es otro el objetivo. Si bien, están convocando a un nuevo pacto social para enfrentar la crisis social que está en desarrollo, el trasfondo de esto es evitar la movilización ciudadana. Desde las organizaciones que conforma Chile Digno no nos haremos parte de esta “nueva cocina” y sí estamos por un acuerdo amplio que parta considerando a las organizaciones sociales, gremiales, de pobladores y de trabajadores. No son los partidos políticos los que pueden acordar por sí el destino de millones de chilenos.
El hambre no espera, las manifestaciones de pobladores ocurridas en Santiago, también se desarrollaron con distinta intensidad en Iquique, Valparaíso y Concepción. Se equivoca el ministro Blumel al culpar a la izquierda de utilizar la crisis para sacar ventaja política. No somos nosotros los que hemos promovido estas movilizaciones, que no son más que la expresión pura de la realidad y la necesidad que golpea brutalmente a la gente.
Como dijo Violeta en su canto “no hay regimiento que detenga, si tienen hambre los populares”. Hoy día en Chile el hambre se hace presente y está golpeando con mayor intensidad cada día.
(Corrección: en artículo anterior, calculé percápita en base a IFE erróneamente, ya que, considere el ingreso a un integrante del grupo familiar y no a los cuatro como contempla el beneficio y se expresa claramente en esta crónica de opinión).
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