Nuevas dinastías del deporte chileno: desde los Abraham, Rosselot a Grimalt

Nuevas dinastías del deporte chileno: desde los Abraham, Rosselot a Grimalt
Familia Grimalt Fuster.

En Chile existe un recambio de deportistas de alto rendimiento y donde se han ido posicionando nuevas disciplinas: Remo, Rally y Vóley Beach. Asimismo, las nuevas generaciones vienen de familias que prefieren deportes menos tradicionales. ¿Cuáles son estas familias? ¿Cuál será el factor común que ha llevado a estas dinastías al éxito? ¿Cómo contribuye el clan a los logros? Conozca aquí las respuestas y parte de sus historias.


Por: Carolina Alburquenque (Universidad Andrés Bello)

                                                               Parecieran sacados de una película de ciencia ficción, porque son imparables: Entrenan desde las 5:00 AM, estudian y comparten en la universidad donde intentan llevar una vida normal. Luego, se reúnen con Team Chile o su Federación, donde sesionan para fotografías y entrevistas con medios. En su vida personal, tienen escaso tiempo con amigos.

Por la tarde, más entrenamiento y el infaltable coaching, psicólogo y entrenador deportivo, personas claves en su día a día. Así es la vida de los “Duros de ganar”, los nuevos deportistas chilenos que hoy son todo un hit gracias a redes sociales como Instagram y tik tok.   Sus nombres han resonado en varios torneos y competencias, llegando a los JJ.OO y consagrándose como los nuevos protagonistas del linaje del deporte nacional. 

“Los Abraham reman hacia el éxito” 

Melita, Antonia, Ignacio y Alfredo (25) ya son conocidos en el medio como el “Clan de los Remeros”. Desde pequeños estos cuatrillizos incursionaron en el deporte, pero fue el remo el que los capturó y los llevó al podio donde le han dado a Chile las medallas de oro, plata y bronce. Las últimas obtenidas en los ODESUR por este cuarteto de hermanos.

Con sus 2.2W I Copa del Mundo, Belgrado-Serbia, 1.2-W, 1.4xW,1.2xW en los ODESUR, Paraguay, además, de 1xW descenso larga distancia Tarragona Amposta 3, 1xW Silver Skiff, Torino, Italia, Melita estudiante de Psicología en la UNAB, cuenta como ella y sus hermanos llegaron al remo: “Mi mamá nos llevó a todos a hacer remo sin pensar en el género. Recuerdo que ella -exatleta- tenía una bandeja con sus medallas y nosotros las veíamos y las agarrábamos. Siempre tuvimos internalizado esto. Sabíamos que había competido en un Sudamericano y para mí eso era lo máximo y era a lo que yo y mis hermanos podíamos aspirar”. 

Por su parte, Alfredo comenta que la clave para lograr el éxito ha sido la disciplina y el amor hacia el remo, el que se desarrolló desde la infancia, “Cuando niños formamos un club que recién estaba partiendo con dos botes. Ahí íbamos a remar y también partíamos a jugar, por eso para nosotros fue importante desarrollar esta actividad”, dice emocionado. 

“Un día veíamos que el bote no avanzaba y a lo lejos, veíamos los remos en el aire, moviéndose en Curauma, nosotros extrañados, le dijimos a Bienvenido Front -entrenador- anda a buscarlas”, cuenta Omar, el papá de las remeras, riendo de la anécdota, donde peleaban una mañana de entrenamiento. A esa inesperada revelación, Antonia, estudiante de Entrenador Deportivo y Educación Física UNAB, agregó que “a Melita y a mí el remo nos unió, porque nos dimos cuenta que juntas podíamos alcanzar la meta”. 

Punto que complementa Melita, “con la Antonia somos super competitivas entre las dos. Porque a nosotras no nos importaba nada más, que estar sobre nuestra capacidad. Podíamos estar una o dos horas remando, pero sólo porque queríamos ganarnos la una a la otra”. 

Melita Schussler, mamá de los cuatrillizos Abraham, recuerda que su parto no fue complicado, tampoco la crianza, dado que siempre incentivó el deporte en ellos desde muy pequeños. Además, como exatleta y profesora de educación física les dio todas las facilidades para realizar todo tipo de actividades recreativas, por lo tanto, “ellos nacieron con el deporte en el ADN”, afirma orgullosa. 

Si hay una característica especial que posee esta madre, es su descendencia alemana, probablemente la existencia de ésta misma, hace que sus hijos tengan una gran determinación, la misma que en décadas anteriores se vio en los grandes atletas alemanes y, que es la que hoy hace que el Clan de los Abraham, posea uno de los cetros más destacados dentro del Remo a nivel mundial, ¿casualidad? En palabras de su misma madre: “Nunca pensé que iba a tener cuatro deportistas de alto rendimiento, siempre los fui encausando por el deporte, así como están en este momento los cuatro, son un orgullo para mí y un orgullo para Chile también”destaca orgullosa. 

Gerardo III del “Team Rosselot” 

De las apacibles aguas, pasamos a lo extremo. Rally, carreras con vehículos adaptados para correr a alta velocidad. Aquí, los expertos son el conocido “Team Rosselot”, el “Triunvirato de Gerardos”, con más kilometrajes en la sangre que cualquier otra familia en Chile, abuelo, padre e hijo, se apoderan de las pistas de en duro a más de 100 KM por hora. 

Representando a la nueva generación, está Gerardo Jr., el “Gerita”, el piloto más joven (20) de Rally en Chile que ha corrido en el campeonato nacional. Y, es que la adrenalina la vio desde niño, con su padre otro campeón del Rally entre los ’90 y el 2000, la última copa se la adjudicó el 2001. También Gerardo II participó en un mundial y seis subcampeonatos, por lo tanto, sabe lo que es pasar de primera a quinta en una décima de segundo sin que le tiemble la mano. 

Hoy, su hijo estudiante de Ingeniería Civil Industrial de la U. Andrés Bello, con fama de mateo, lleva cuatro campeonatos ganados y se posiciona como la joven promesa del Rally nacional de exportación. El joven viñamarino, no sólo es adicto a la velocidad, partió jugando rugby, porque sí, le gustaba correr y la adrenalina en las venas, también coqueteó con el tenis, pero todo fue ineludible. La velocidad era lo suyo. 

“Cuando chico le gustaba mucho la moto y me decía ¡papá yo quiero hacer moto! A mí no me gustaba nada la idea. Pero, sabía que lo haría. Yo hubiese preferido que siguiera con el tenis que era lo que prefería”, cuenta Gerardo Rosselot papá.

Correr en Motocross, deporte de enduro (a campo abierto a altas velocidades con caminos peligrosos), le costó varias lesiones, las más complejas: clavícula, rodilla y codo, donde estuvo paralizado un año y varias otras fracturas, de muñeca, dedos y cicatrices menores no lo detuvieron. Fue justamente ahí, donde su papá decidió intervenir. “A los 15 años, me di cuenta que le gustaba la velocidad, sobre todo, cuando me preguntó por el automovilismo y fue así como lo encausé y preferí que siguiera este camino y se bajara de la moto”. 

Asimismo, y con un temple de acero Gerardo II, agrega: “Uno como padre siempre quiere ver feliz a su hijo y al verlo feliz con este deporte (Rally), siento que tengo que seguir apoyándolo. Lo realiza a nivel competitivo y sin exigirle tanto, sin estar yo detrás. Lo hace con pasión, felicidad y ganas, es todo un profesional y me siento orgulloso”. 

Fue así como convenció a la familia para correr en Rally donde hoy se luce. “Siempre fue una tradición familiar acompañar a la familia, a mi abuelo, a mi papá a sus carreras, por lo tanto, traigo en el Rally en la Sangre”, cuenta el último de la camada Rosselot que corre en Rally.

Tengo horarios de entrenamiento y de estudio para la universidad. Por lo general, nosotros entrenamos como equipo que son dos preparadores físicos. Y realizo una rutina deportiva completa. En caso de dolores o molestias, me asiste un kinesiólogo. También cuento con un gimnasio. Todo esto, lo hago de lunes a viernes”, comenta orgulloso el joven corredor. 

Hoy, Gerardo III sigue su preparación para cumplir su tan anhelado sueño, ganar la categoría profesional de Rally en Chile, la que se compone de nueve carreras, cada una otorga puntos. El corredor con más puntaje se adjudica la copa. Posteriormente, pretende representar a Chile en una competencia trasandina y como meta máxima, el 2025 estar corriendo algunas fechas en el mundial de Rally una hazaña que pocos chilenos han logrado concretar. 

La dupla de hierro del Vóley Beach: Primos Grimalt 

Los primos Grimalt, Esteban (31) y Marco (33) llevan más de una década representando a Chile como voleibolistas profesionales en diferentes arenas del mundo. Su popularidad crece día a día en redes sociales, no solo por su gran desempeño deportivo en Vóley Beach, sino por sus atléticos cuerpos, los cuales entrenaron determinadamente al 100% durante los dos años de pandemia.

“Cuando comenzó la pandemia replanteamos nuestros objetivos y nos adaptamos a la realidad que estábamos viviendo. Con Marco, armamos un gimnasio y pusimos el foco en la parte física que era lo que podíamos trabajar al 100% en ese período. No así el vóley técnico en la arena, en los fundamentos. Pero sí nos propusimos llegar a nuestro mejor estado físico o estado atlético de nuestra carrera y yo creo que lo conseguimos. Nuestros objetivos seguían siendo los mismos a pesar de que cambió el camino y, finalmente, conseguimos clasificar a los JJ.OO de Tokio con un resultado histórico”, detalla Esteban, quien estudia Ingeniería Ambiental en la U. Andrés Bello. 

Aunque ambos son determinados, excelentes deportistas de alto rendimiento y muy exigentes, los primos Grimalt tienen personalidades muy distintas, uno más histriónico y otro más relajado, pero igual de entusiasta, logran hacer el perfecto match para destacarse en uno de los deportes playa más vistos internacionalmente y que hoy los tienen como  Campeones Sudamericanos de los ODESUR Asunción Paraguay 2022, Campeones  Élite 16 Gstaad Suiza World Tour, Plata Final Sudamericana Uberladia Brasil y 9nos Ranking Mundial 2022.

Marco, comenta que este 2022 la ruta ha sido más acotada que los anteriores: “Hoy ser campeones del Beach Pro Tour, de los ODESUR y en el lugar número 9 del Mundo es un gran orgullo para nosotros. Lo que viene ahora es continuar entrenando, tenemos varios eventos entre medio y estamos como siempre tratando de encontrar nuestra mejor versión”, comenta el estudiante de Administración de Empresas de la UNAB. 

Si bien ambos son estrategas, ordenados y una “Dupla de hierro”, Esteban y Marco llevan orgullosamente un legado familiar de 51 años de Vóleibol. Los Grimalt, son una familia numerosa de origen español, fueron siete hermanos los que comenzaron a innovar jugando una disciplina que en ese entonces -los ’70- era algo diferente a lo tradicional, Jaime (Papá de Esteban y mellizo de Lucía) ambos fueron campeones nacionales Voleibol indoor, asimismo, destacaron, Rodrigo, ex director del Instituto Nacional del Deporte y actual entrenador de estos primos que hoy hacen historia. 

“El Vóleibol llegó de forma natural y en el momento justo”, cuenta Roberto Grimalt, al recordar cuando Marco, a los 12 años, ya era campeón mini en vóley. Hoy, retirado de las pistas, detalla que siempre fue partidario de que sus hijos hicieran alguna actividad física, independiente de que, en su casa en Los Andes, donde ‘hacemos unas pichanguitas’ de vóley entre todos hasta el día de hoy”dice.

“Como a mí me gustaba el deporte y siempre fuimos familia grande y hacíamos deporte, quería que mi hijo también siguiera ese camino, fuera fútbol, básquetbol, vóleibol o cualquier actividad física, porque es sano y le haría bien. Hoy, al ver lo que han logrado con tanto esfuerzo, me queda claro que incentivarlo fue lo correcto y me siento orgulloso de todo lo que han hecho Marco y Esteban”relata Roberto Grimalt. 

Por el lado de Esteban, su padre Jaime -actual DT en Vóleibol en Linares- al igual que su madre Mónica Fuster, fueron seleccionados nacionales, por lo tanto, hicieron que Jaime segundo, hijo mayor de esta familia, fuese seleccionado nacional -hoy retirado- y Esteban creciera, respirara y vibrara con este deporte. 

“En la crianza de nuestros hijos, fue normal ir a campeonatos y partidos de Vóley. Cuando partió Jaime, el hermano mayor de Esteban, creció viendo cómo era estar ligado al alto rendimiento. Lo que había que hacer y cómo se entrenaba. Luego, cuando Esteban se decidió por el Vóleibol, entró en la dinámica de entrenar profesionalmente, hacer el rito del desayuno, que son ‘los desayunos de carne con arroz’ bien contundentes, por el desgaste energético, lógicamente”, comenta Jaime. 

Por su parte, Jaime, quien aún sigue inmerso en el Vóleibol, también indica que los ‘Primos Grimalt’ no son sólo músculo y estrategia, también tienen algo que va más allá: “Ellos son una de las pocas duplas que han permanecido juntas durante tanto tiempo en la arena. Este es un deporte que desgasta y, lógicamente, por lo competitivo que es siempre hay roces, esto no ha pasado con nuestros hijos, porque el ambiente familiar que tenemos, el ser una familia unida ha sido parte del proceso de crecimiento y desarrollo de la carrera profesional de ellos”.

“A ellos les tomó diez años llegar donde están, llegar a ser reconocidos y tener un lugar en el mundo, no sólo en Chile, y eso ha sido fruto de su trabajo y constancia. Fueron diez largos años donde hubo que tocar puertas, financiar muchas cosas para lograr dedicarse profesionalmente a esta actividad y así posicionarse como los mejores voleibolistas del mundo, porque así lo veo yo”, concluye uno de los patriarcas de esta familia de deportistas. 

La familia, gran motor  

La influencia familiar en la crianza de los deportistas que hoy hacen historia en las canchas, pistas y piscinas de Chile, es trascendental para sus logros. Pero, no siempre hay familias que son buenas para el deporte, que no lo llevan en el ADN, pero aun así apoyan a sus hijos. 

Paula Ortiz, psicóloga deportiva y directora del Instituto del Deporte y Bienestar de la U. Andrés Bello, explica que los padres tienen una misión muy compleja en esta tarea. Detectar un deportista pueda llegar a ser de alto rendimiento es difícil, porque es una apuesta que uno -padres- no sabe si irá a lograr el objetivo. Por lo tanto, como familia el apoyo es fundamental”. 

La académica además precisa que para que funcione una carrera de deportistas de alto rendimiento, se deben considerar ciertos aspectos: “En el hogar deben estar todas las posibilidades de estructura como espacios. Además, considerar la logística para los entrenamientos, los torneos y los viajes. El acompañamiento es súper importante. Los papás deben tenerlo súper claro en cuanto a generar la estructura y la disciplina que se necesita para que un deportista tenga mayor probabilidad de que logre ser de alto rendimiento, fuera del soporte emocional que implica el camino del deportista”. 

Ortiz comenta que las familias de deportistas exitosos tienen un sello: “Está demostrado que, en el sistema familiar, donde el centro pasa a ser el desarrollo del deporte, son familias que de alguna forma logran configurar y crear un proyecto en torno al desarrollo y estimulación de la actividad física, lo que se traduce en éxito para sus hijos”. 

En síntesis, la experta indica que el rol de los padres es de estimuladores y promotores. No obstante, “hay casos de papás más maltratadores, otros más de sostenedores emocionales y en ambas situaciones, deportistas exitosos. No hay una regla o receta específica, siempre depende del sistema y características donde se desenvuelva el deportista”, concluye la académica UNAB.