Especialista advierte sobre importancia de verificar que empresas de turismo aventura estén registradas
La muerte de un joven de 23 años que practicaba salto en Bungee en el Cajón del Maipo pone en evidencia la necesidad de revisar protocolos para minimizar los riesgos presentes en este tipo de actividades
Fuente: Comunicaciones Universidad Andrés Bello. Autor: septimapaginanoticias.cl
En toda práctica de un deporte extremo o de turismo aventura existe un componente de riesgo. Ya sea por accidentes, negligencias o problemas de salud registrados durante la actividad, la posibilidad de que algo vaya mal existe y, por lo tanto, tan importante como la rigurosidad y responsabilidad de las empresas es la toma de decisión informada y consciente por parte quienes buscan vivenciar estas experiencias.
El director de Administración en Ecoturismo de la Universidad Andrés Bello en Viña del Mar, Pablo Rebolledo Dujisin, explica que, independiente de cuáles sean las causas que establezcan en su investigación los organismos pertinentes, la muerte de un joven en el Cajón del Maipo tras saltar en bungee, debe ser una instancia de revisión de los protocolos y un llamado de atención sobre lo que implica realmente la práctica de un deporte extremo.
Rebolledo comenta que decenas de montañistas que persiguen la cumbre del Everest, las estadísticas hablan de entre un 5 a un 10%, pierden la vida. Asimismo, en el bungee jumping, datos internacionales cifran un salto fatal por cada 500 mil. “El riesgo existe y sería inocente y hasta fantasioso pensar que no es así, de ahí la relevancia de minimizarlo a través de una actividad responsable tanto desde el punto de vista de los proveedores como de quienes lo practican”, señala.
El académico manifiesta que en nuestro país “el estándar normativo en actividades de turismo aventura es bastante bueno y exigente. De ahí que actividades como el buceo se han homologado a los internacionales; en montañismo, a partir de este año también Chile cuenta con un estándar reconocido a nivel mundial, aunque ahí estamos 20 años atrás de nuestros países vecinos”.
EMPRESAS REGISTRADAS
Rebolledo enfatiza que si bien las empresas deben apegarse a estas normativas y existen inspecciones para velar porque esto se cumpla, quienes contratan los servicios de estas firmas deben también exigir la información pertinente. “Hay empresas que operan en el mercado negro, que son absolutamente informales, ilegales, empresas que están al límite entonces aquí es importante verificar antes de contratar un servicio que esté en el Registro Nacional de Turismo Aventura, que es obligatorio, además, debe estar inscrita en el servicio que presta. Si está registrada como cabalgatas no debería ofrecer buceo, o puede registrar ambas si es que presta los dos servicios, pero lo que no puede ocurrir es que una empresa de bungee esté registrada como agencia de viaje, por ejemplo. Debe declarar lo que haga”.
Señala que el Decálogo del turista de turismo aventura de Sernatur es una buena herramienta para saber a qué atenerse. El manual establece, en primer lugar, la necesidad de asegurarse de que la empresa esté registrada. Además, los guías deben Realizar una charla Instructiva y de seguridad antes de la realización de la actividad y se debe disponer de 1 o más guías para supervisar y acompañar su realización.
Asimismo, el documento señala expresamente que se debe firmar una ficha de aceptación del riesgo de comenzar la actividad y en el caso de ser menor de edad, esta debe ser firmada por el padre, madre, tutor. Es importante informarse respecto de si la empresa cuenta o no con seguro de accidentes para los participantes y exigir que el equipamiento se encuentre en buenas condiciones. También es necesario poder acceder a la información respecto de límites de edad, condiciones de salud y recomendaciones.
PROBLEMAS DE SALUD
Sobre si las empresas debiesen exigir exámenes de salud a sus clientes, opina que cada persona antes de realizar una actividad de riesgo debiera conocer cuál es su estado de salud. “Lo primero es la responsabilidad personal. Yo debería saber si tengo una salud que no es compatible con la actividad, qué puedo hacer y qué no y, del mismo modo, la empresa debería ser capaz de discriminar si va a ofrecerme el servicio o no, si me va a exigir cierto nivel o no. Por ejemplo, cuando uno practica buceo la primera vez se hace un bautismo subacuático con distintas restricciones para que la persona que lo haga pueda hacerlo hasta una profundidad que no sea de riesgo, de 5 o 6 metros y si yo quiero ya hacer un buceo de verdad tengo que hacer un curso y ese curso me va a exigir un certificado médico”.
De todos modos, agrega, si una persona presenta problemas cardíacos, de hipertensión, por ejemplo, debiera informarse a través de la declaración de salud que debe completarse previo a esta práctica y la empresa debería ser capaz de recomendar la realización de otra actividad o tomar las medidas necesarias para resguardar la vida del cliente.