(VIDEO) Trabajadores de la salud: la primera línea olvidada

La columnista de Séptima Página Noticias, Carla Alegría Vásquez se refiere a la violencia contra los funcionarios de la salud primaria de Linares


Por Carla Alegría Vásquez (cientista política, politóloga y experta en desarrollo organizacional y políticas públicas)
          La situación laboral en el sector salud en Chile enfrenta desafíos significativos, evidenciados por hechos concretos y cifras alarmantes. Hace pocos días, en un CESFAM de Linares, un funcionario vestido con ropa institucional fue agredido a golpes en un pasillo. El video se hizo viral, generando opiniones diversas sobre la reacción del afectado.
Algunos en redes sociales han señalado que "debió defenderse", pero la realidad es que actuó de la manera correcta. Si hubiese respondido con la misma violencia, la ley difícilmente lo habría amparado. Ahora, con la protección que brinda la Ley Karin y el respaldo de sus colegas afiliados, puede sentir el apoyo de su comunidad, la misma que convive a diario con jerarquías rígidas, chismes, hostigamiento y un ambiente laboral muchas veces tóxico.
La Ley 21.643, conocida como Ley Karin, entró en vigencia el 1 de agosto de 2024 para prevenir y sancionar el acoso y la violencia en el trabajo. En solo cinco meses, la administración pública centralizada ha acumulado 5.214 denuncias, según datos entregados por Biobío Chile. El Ministerio de Salud lidera con 3.290 casos, seguido por el Ministerio de Educación con 817. Estos números reflejan una realidad preocupante: el sector salud es uno de los espacios laborales más afectados por el acoso y la violencia en el país. Y esto, en gran medida, se debe a las condiciones extremas en las que se desempeñan sus trabajadores.
No es casualidad que la salud mental de estos profesionales esté en crisis. La Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO) reveló que, el 51,5% de las enfermedades laborales en Chile corresponden a trastornos de salud mental (suseso.cl). La tensión, la sobrecarga laboral y la falta de entrenamiento para enfrentar situaciones críticas hacen que la violencia se normalice dentro de los establecimientos de salud, tanto entre compañeros de trabajo como por parte de pacientes y familiares. Muchas de estas agresiones nunca las vemos, no quedan registradas en cámaras, pero se repiten con frecuencia.
Es innegable que el contexto actual en Chile y en el mundo es desafiante. La sensación de crisis constante nos hace olvidar que también hay oportunidades para mejorar. Esta agresión en Linares no es un caso aislado. Los que hemos sido atendidos en servicios públicos o privados hemos visto reacciones de familiares desesperados ante emergencias, muchas veces de manera agresiva. Como seres humanos, si no nos preparamos para enfrentar momentos de crisis, no sabemos cómo actuar y nuestras respuestas pueden ser más violentas de lo que imaginamos. Pero ¿qué se está haciendo para proteger a quienes están en la primera línea de atención?
El desafío es grande y la solución no puede limitarse a sanciones posteriores a la violencia. Desde el Desarrollo Organizacional, sería fundamental que las voluntades políticas—Diputados, Senadores, el Ejecutivo y los alcaldes y alcaldesas—se alinearan en un compromiso real: invertir en la salud de los trabajadores con acciones preventivas efectivas. Más allá de las leyes, lo que urge es la implementación de medidas concretas que transformen el ambiente laboral en los centros de salud. Sin este esfuerzo, seguiremos viendo agresiones, denuncias y profesionales desgastados que, a pesar de todo, siguen siendo el primer frente de batalla ante la próxima crisis sanitaria.
(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).